domingo, 6 de noviembre de 2011

De satélites, planetas, estrellas...



A pesar de haberme reservado el domingo para la realización de una ingente cantidad de tareas, me bastó saber que podría coincidir de nuevo con aquellos dos “satélites”, para que todo lo que tenía previsto para ese día, quedase relegado a segundos y terceros planos. No todos los días, me dije, se tiene la oportunidad de encontrarse con dos personajes tan dispares por fuera y tan iguales por dentro. Dos con los que además, tengo gran empatía y con los que me divierto enormemente observándolos, sabiendo de sus aventuras, de sus locuras y sus devaneos.
Aun así, si con ellos me sonrío, por aquello de ver actos símiles a otros míos del pasado, más me río, con los de las madres. Oírlas contar sus vivencias, sus adversidades del día a día, entre tanto acné púber, tanta hormona desbocada, tantos silencios, parloteos o mosqueos reconcentrados; para al final, llegar a verlas como compiten por decidir cuál es el “luceros” que la hace más grande. Eso me troncha.
Por ésto, así como por el reconocimiento que se merecen sus desvelos, esfuerzos e inagotables sesiones de trabajo, eso sin contar unas buenas dosis de paciencia para “orbitar” junto a estos elementos, aquí las dejo, como "estrellas", entre cometas o fuegos artificiales.


(Chano R. Muñoz)

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