sábado, 31 de diciembre de 2011

Crisantemos (chrysantemum morifolium)


Si alguna vez he dado más de lo que tengo, me han dado algunas veces más de lo que doy, Se me ha olvidado ya el lugar de donde vengo y puede que no exista el sitio adonde voy.
A las buenas costumbres nunca me he acostumbrado, del calor de la lumbre del hogar me aburrí, también en el infierno llueve sobro mojado. Lo sé porque he pasado más de una noche allí.
En busca de las siete llaves del misterio, siete versos tristes en una canción, siete crisantemos en el cementerio,siete negros signos de interrogación.
En tiempos tan oscuros nacen falsos profetas y mucha golondrinas huyen de la ciudad. El asesino sabe más de amor que el poeta y el cielo cada vez está más lejos del mar.
Lo bueno de los años es curan heridas, lo malo de los besos es que crean adición. Ayer quiso matarme la mujer de mi vida, apretaba el gatillo... cuando se despertó.
Me enamoro de todo, me conformo con nada. Un aroma, un abrazo, un pedazo de pan y lo que buenamente me den por la balada. De la vida privada... de fulano de tal

( "Siete Crisantemos" de Joaquín Sabina)

domingo, 4 de diciembre de 2011

Vientre plano

Se encontraba inmerso en una acalorada conversación con otro compañero, en el que el tema que les atañía y del que me instruí conforme afinaba el oído, tenía que ver con la forma de alimentarse para conseguir con ello el envidiado vientre plano.
Me mantuve apretando a Eustaquio con su Trompa, durante un buen ratito en los que les oí decir, que para ello, lo suyo era hacer un mínimo de 5 ó 6 comidas diarias. Mantener en ellas una proporción de 2/3 de proteínas, y del resto, los otros 2/3 de carbohidratos y 1/3 de grasas de las denominadas buenas. Evitar frituras, embutidos, así como alcoholes y bebidas gaseosas, también apareció en la conversación. Pero sobre todo, una de las cosas que más me llamó la atención, tenía que ver con la supresión de la ingesta de alimentos con carbohidratos, a partir de la caída de la tarde.
Tras tanta información numérica-calórica-masticable, no me pude resistir y a pesar de no conocer a ninguno de los dos contertulios, evité quedarme con las ganas de preguntar, eche cara al asunto y dirigiéndome a ellos, les pregunté si era cierto que diese resultado eso que decían. Entonces, Manue, el cual parecía tener mayores victorias en lo referido, con su mano izquierda hizo un gesto que me mostró, lo por él logrado. (Chano R. Muñoz)