domingo, 27 de noviembre de 2011

MeMata, The Coaching...









Cuando se trata de cliquear a Nikita, no suelo poner pegas a la hora de dejarme embaucar. Menos aun viniendo la propuesta de parte de una antigua amiga y para un motivo tan especial como era la realización de un talle que ésta impartía sobre la Activación Interior (http://www.lacoachdelamaestra.com/). Por eso, y a pesar de tener un amplio abanico de actividades pendiente de realizar, no lo dudé. Ajusté con un suave y breve tirón, las tareas y horarios que tenía anotados en la agenda, cosa que no me costó mucho; además ella no se quejó. Después de todo y como soy diurno, lo que no me diese tiempo de hacer en ese día, lo realizaría a primerísima hora de la mañana siguiente.


Igual que cuando era crío y preparaba la mochila para la excursión que realizaría al día siguiente con mis amigos boys scouts; la noche anterior, hice la lista del material que tendría que llevar, preparé la cámara, limpié las lentes, repasé y guardé los accesorios; e incluso volví a releer el manual del flash, aquel que tan poco me gusta usar, el mismo que acabé llevando para al final no usarlo.


Al día siguiente, algo sutíl se movió. Localizando el local, del que solo tenía una leve idea donde se encontraba, tuve la "casualidad" de encontrarme con un antiguo Lobato de mi Manada, del cual hacía años que no sabía nada. La premura del momento, mis prisas por encontrar el lugar del taller; sumada a la inquietud por ver el espacio donde se desarrollaría éste, así como saber cual sería la aceptación que pudiese tener mi presencia; me hizo que fuese más breve en saludos y rápido en despedidas de lo que tendría que haber sido.

Curiosa la cosa, muy curiosa. Tras encontrar el espacio, estudiar la luz y adaptarme al lugar de "trabajo", comenzaron a llegar los asistentes al curso. Uno, dos, tres... . Pon-pon-pon, sonó la puerta, entre risas y jaranas, con más insistencia de lo que había sido hasta ese momento. Abrirla fue, y encontrarme a quien dejé con pocas palabras en la calle, sin saber que por alguna causa aun por descubrir, "la causalidad" nos volvía a situar uno frente al otro el mismo día. Ahí, así, sin más. ¿Sin más...?. En esta ocasión el abrazo fue inmenso; la empatía, el apego y el respeto que siempre nos tuvimos, se hicieron presente. Pero si el reencuentro fue sorpresivo, la despedida tras finalizar el taller, fue cálida y genial


Quiero desde aquí dar mi más enhorabuena a "MeMata" (Mercedes Mata) por la realización del taller así como la forma de ejecutarlo; la labor que llevó a cabo, las pautas marcadas y la manera de plantear lo que impartía; desde mi "lejana" postura de "captador", fue rica, dinámica y potenciadora. Aprovecho para agradecerle que me invitase a fotografiar la realización de su taller; así mismo como alentarle a que repita, repita, repita y que vuelva a contar conmigo. Pero si a alguien he de darle las gracias y pedirles alguna que otra disculpa, son a los asistentes al taller que pacientemente aguantaron mis silenciosas idas y venidas por la sala; ya que aun intentando ser sombra sin forma, por los click, click de Nikita, en más de una ocasión y sin quererlo, me hice notar. (autor Chano R. Muñoz)

martes, 15 de noviembre de 2011

Centauros con ruedas




Como una moto, comentaba alguien los otros días, como una moto.
No, no, le dije; de moto nada de nada. Eso, sí, mil veces prefiero la acción, a la MOnoTOnía.
Eso de cambiar el ritmo y la velocidad, con un simple movimiento de puño o del pie, por aquello del lugar donde se encuentren los cambios de marcha del motociclo, como muy pasivo ¿no?; le dije.
El contrapunto, en la bici. Claro que para ello se necesita algo más que un repetitivo movimiento articular, y por supuesto bastantes menos pelas en el bolsillo. Basta con hacer una somera suma de lo que cuestan y del gasto por mantenimiento de ambos vehículos, para hacerle guiños al segundo. Pero claro, ¿quién pone empeño y tiempo para llegar por sí mismos a su destino?
Se necesita algo más que esfuerzo y destreza, se necesita determinación para convertirse Centauros, para ser dueños de su propios recorridos.

( Chano R. Muñoz)


(pensando en el grupo que el 13 de Octubre se lanzó a realizar su propio recorrido)

domingo, 6 de noviembre de 2011

De satélites, planetas, estrellas...



A pesar de haberme reservado el domingo para la realización de una ingente cantidad de tareas, me bastó saber que podría coincidir de nuevo con aquellos dos “satélites”, para que todo lo que tenía previsto para ese día, quedase relegado a segundos y terceros planos. No todos los días, me dije, se tiene la oportunidad de encontrarse con dos personajes tan dispares por fuera y tan iguales por dentro. Dos con los que además, tengo gran empatía y con los que me divierto enormemente observándolos, sabiendo de sus aventuras, de sus locuras y sus devaneos.
Aun así, si con ellos me sonrío, por aquello de ver actos símiles a otros míos del pasado, más me río, con los de las madres. Oírlas contar sus vivencias, sus adversidades del día a día, entre tanto acné púber, tanta hormona desbocada, tantos silencios, parloteos o mosqueos reconcentrados; para al final, llegar a verlas como compiten por decidir cuál es el “luceros” que la hace más grande. Eso me troncha.
Por ésto, así como por el reconocimiento que se merecen sus desvelos, esfuerzos e inagotables sesiones de trabajo, eso sin contar unas buenas dosis de paciencia para “orbitar” junto a estos elementos, aquí las dejo, como "estrellas", entre cometas o fuegos artificiales.


(Chano R. Muñoz)