sábado, 10 de mayo de 2008

Gigantes de Bronce


Realizada en Sofia (Bulgaria)


Ruski Pametnik fue el primer monumento construido en Sofía (Bulgaria) después de la liberación. La construcción es una pirámide de 10 metros de piedra arenosa blanca que está cortada en su punta, la parte principal esta ricamente decorada con figuras de Bronce. El escultor anónimo utilizó el realismo socialista de la época, aunque se hizo en honor al Zar Alexander II y a sus soldados en agradecimiento a su ayuda en la liberación de Bulgaria de la dominación Otomana en 1877-1878. El monumento se encuentra en la plaza del mismo nombre Russki Pametnik cerca del Hotel Rodina y del estadio de Futbool Balgarska Armiya, sede del CSKA Sofia

(Chano R. Muñoz)

Frescos Bizantinos en Rila



Realizadas en el Monasterio de Rila (Bulgaria)

Bulgaria no se entiende sin sus monasterios. Ocultos en las montañas, cultivaron durante siglos una tenaz actividad intelectual y docente que salvaguardó el arte y el pensamiento cristianos frente a la imposición islámica de los quinientos años de dominación turca. En ellos surgieron notables escuelas pictóricas, caligráficas y literarias; nacieron la lengua y la literatura búlgaras cuando los hermanos Cirilo y Metodio, santos nacionales, inventaron el alfabeto eslavo y tradujeron la Biblia siete siglos antes de que Lutero lo hiciera al alemán. Cuando en 1870 la Iglesia ortodoxa obtuvo al fin su independencia, el país tenía el índice de analfabetismo más bajo de Europa. Tras la II Guerra Mundial, el régimen comunista trajo consigo nuevos saqueos y pérdidas. La devoción y la deuda de los búlgaros hacia sus monasterios ha hecho que muchos de ellos se hayan recuperado mediante suscripciones populares. El más grande y famoso es el monasterio de Rila, a unos 120 kilómetros al sur de Sofía, y que fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1983.

En su interior, suspendido en el humo de las velas, la talla de un gran crucifijo preside la nave y un enorme ojo de Dios observa desde las alturas de la bóveda. Quizá tenga la fortuna de coincidir con la adoración al osario de san Juan de Rila, el eremita que fundó el monasterio en el siglo X, y ver a los fieles formar una cola silenciosa para besar los restos que contiene un pequeño ataúd pintado de colores. Como en todas las iglesias ortodoxas, algún devoto está pendiente de apagar las velas antes de que se consuman para tirarlas a los cubos de arena. Siempre hay mujeres menguadas por los años, con sus pañuelos en la cabeza, rezando ante los iconos y dejando monedas en sus marcos.
El auténtico tesoro de Rila es lo que representa: la recuperación de una obstinada identidad cultural castigada por la historia. Los fondos del monasterio reúnen importantes obras pictóricas del Renacimiento, tallas y piezas únicas de iconografía de los siglos XIV, XV y XVIII. En las viviendas de cuatro pisos que rodean el patio hay más de 300 celdas, una cocina con una chimenea gigante y cuatro capillas. Aún hoy, una docena de monjes hacen aquí vida contemplativa y celebran la liturgia. Para experimentar la austera vida monacal, nada mejor que alojarse en el ala reservada a tal uso. El viajero puede amanecer y contemplar lo primero el pico Musala, el más alto de la península Balcánica, cuyo nombre de origen turco-árabe significa "el último antes de Dios".


Sofia







Realizadas en Sofia (Bulgaria)


Tras subir cargado de maletas por la escalera los seis pisos del viejo edificio, llegamos al apartamento situado en la última planta de éste, el cual haría las veces de hogar durante las próximas dos semanas. Estábamos destrozados, exhaustos y nos faltaba aire, pero un impulso incontrolado nos dirigió hacia el diminuto balcón que se nos presentaba asomado delante del ventanal del salón.
La vista era alucinante, estábamos en el centro del meollo, en un cruce de amplias avenidas construidas en la época del Telón de Acero. A nuestra derecha, el Oeste, se divisaba la Catedral Católica, a nuestra izquierda, el Este, la avenida se ensanchaba aún más para presentar en primer plano, una gigantesca estatua elevaba sobre un pedestal a unos 30 metros del suelo y que evocaba a la diosa Sófia. Justo a continuación y algo por debajo del nivel de la avenida, entre jardincillos y flanqueada por colosales edificios de la época socialista y reutilizados como el Palacio Presidencial, el principal Centro Comercial, el antiguo edificio del Partido Comunista o el hotel Sheraton, se encontraba una diminuta iglesia medieval del siglo XIV. Mirando al Sur-Este, a tan solo unos 200 metros y como posado sobre una nube de árboles que ocupaban la plaza que la rodeaba, se podía divisar la hermosa Iglesia de Sta. Nedelia con sus techos de cúpulas verdosas. Y justo al frente, en el Sur-Sur, entre tanta monumentalidad, divisábamos reflejado nuestro vetusto edificio sobre una mole de cristal construida tras la caída del comunismo.
No me lo pensé dos veces, la luz era buena, estaba próximo el atardecer: saque mi D70, encuadre la imagen con un objetivo 18/125mm., enfoqué y dispare. Fue la segunda foto de ese viaje pero no la única donde se reflejan los abismales contrastes que se dan en este país a caballo entre la inmovilista era comunista y el capitalismo arrogante, Bulgaria un país lleno de contrastes.

(autor: Chano R. Muñoz)