domingo, 30 de noviembre de 2008

Lidiando con el caballete

Realizada en San Roque

El mimo de Rynek Glowny

Realizada en Cracovia (Polonia)

jueves, 27 de noviembre de 2008

Pecados enrejados

Realizada en Tarifa

domingo, 23 de noviembre de 2008

Igor Mitoraj

Realizada en Cracovia (Polonia)

Margaritas marchitas

Realizada en Gotse Delchev (Bulgaria)

Carta llorona

Realizada en Tarifa

Tiras



Realizada en Kovachevicha (Bulgaria)

jueves, 20 de noviembre de 2008

El Wavel

Realizada en Cracovia (Polonia)

Roja, gualda y....

Realizada en Cracovia (Polonia)

martes, 18 de noviembre de 2008

...morada

Realizada en Cracovia (Polonia)

lunes, 17 de noviembre de 2008

Haciendo la calle

Realizada en San Roque

domingo, 16 de noviembre de 2008

Colores del puerto

Realizada en Algeciras

sábado, 15 de noviembre de 2008

Agujas y tejados

Realizada en Cracovia (Polonia)

Mirada







Realizada en La Sauceda



Tawe 2008

Realizada en la ensenada de San García

Sierra Nava 2007

Realizada en la ensenada de San García

Rosa

Realizada en El Bujeo

Observándonos


Realizada en Malpartida de Plasencia

Las dos orillas


Realizada desde el Puerto del Cabrito

viernes, 14 de noviembre de 2008

Vinca Pervinca


Realizada en Toledo

Retinta


Realizada en Los 3 Pinos

Atardecer de San Roque

Realizada donde Reside la Ciudad de Gibraltar

Mirada


Realizada en Ognianovo (Bulgaria)

Primeros rayos

Realizada en Charco Redondo

jueves, 13 de noviembre de 2008

Ciudad escalonada

Realizada en Algeciras

En la lejanía


Realizada desde El Picacho

Reflejos

Realizada en Algeciras

Mirada


Realizada en Gorno Drianovo (Bulgaria)

Colores de Otoño


Realizada en La Comarca de La Vera, Monasterio de Yuste

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Cuentos de La Sauceda: El Poblado Invisible

Por aquel entonces, el pequeño puente de madera que salvaba el riachuelo, era testigo del trasiego de los cientos de personas que pasaban a visitar la ermita del deshabitado poblado.
Él mismo puente, al igual que un ser animado, era consciente de que nadie lo sabía ni se había dado cuenta. Ni siquiera los propios moradores de aquellas tierras. Aquellos que se jaleaban en grupo igual que ruidosos y maleducados gorriones. Ésos que escupían por sus bocas humo como si fuesen fogatas carboneras, los que sin saberse el para que, posaban de esta u otra manera como si fuesen escuadras de espantapájaros.
El puente, resignado y a veces divertido, observaba como a pesar del continuo trasiego, los mayores no tomaban conciencia de que en esas tierras habitaban los seres pequeños. Ésos que no se hacían notar, los que vivían inmersos en sus juegos y observaciones. Los que atentos al bosque y a sus habitantes sacaban de éste frutos y bayas, así como lo mejor que éste les ofrecía.
Ellos, los pequeños tenían su hábitat en uno de los mejores rincones posibles de las tierras sureñas. En lo más abrupto, hermoso y húmedo de la vieja comarca que en días ya muy lejano, fue puente, al igual que el que cruza el río, para los primeros pobladores de la tierra.
Y ahí, ocultos entre la hojarasca, en el hueco del quejigo, sobre el viejo tocón o camufladas entre musgos, umbiculus y hepáticas, era donde escondían ellos, los seres pequeños sus, diminutas residencias.


(Chano R. Muñoz)