Fue pedirles chuches…,
y faltarles poco para echar la vista hacia otro lado.
Él,
aventurero como el primero,
puso su empeño en lo que venía haciendo:
buscar el “tesoro” oculto en el fondo de la bolsa de palomitas.
Ella,
tímida y coqueta,
acicaló su atuendo y bajando la vista,
comenzó a lanzar inaudibles silbidos.
¡ Premioooo….. !, gritó él
al encontrar la bolsita con la calcomanía.
¡ Premioooo......!, pensé yo,
viendo las fotos que me salían.
Hay más imágines de ese día.
Parte de la misma historia, del mismo cuento, o no.
Tal vez en otro momento…
(Chano R.Muñoz)
1 comentario:
realmente excelente...
saludos
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