Y ya van dos semanas, dos tan solo, dos nada más.
En éstas se han programando recorridos, visto itinerarios, oteando el cielo, el horizonte, el WindGuru, y hasta el “talante” que brindaba el mar. Conocimos a todos los hombres del tiempo visto y por haber: al de la primera, al de la segunda, al de la tercera y algunos más.
Con el pasar de los días reconocimos sus trajes, sus corbatas y sus gestos, a la vez que aprendimos a utilizar el pequeño mando que hace que aquí o allá llueva, que el mapa se cubra de nubes o de sol.
Al final y viéndolo todo tan negro como nos lo ponían, optamos por meternos en la cama con la patita de conejo, la piedrecilla de energía y la manita de Fátima que nos trajeron de Marruecos. Aún así, sin el menor pudor, hicimos un último intento por poner de nuestra parte a los dioses de los cielos, y entre letanías y ensoñaciones pedimos clemencia, creyendo que éstos seguirían la estela de nuestro deseo.
Que equivocado estábamos pensando que se comportarían.
Eso sí, nos regalaron un rayo de luz, el único de aquel día.
lunes, 2 de febrero de 2009
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1 comentario:
Bien conseguida esa atmosfera invernal. Unos tonos ocres muy buenos. Me gusta la homogeneidad que tienen las fachadas de las casas.
Un saludo Chano
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