
Igual que cuando era crío y preparaba la mochila para la excursión que realizaría al día siguiente con mis amigos boys scouts; la noche anterior, hice la lista del material que tendría que llevar, preparé la cámara, limpié las lentes, repasé y guardé los accesorios; e incluso volví a releer el manual del flash, aquel que tan poco me gusta usar, el mismo que acabé llevando para al final no usarlo.
Al día siguiente, algo sutíl se movió. Localizando el local, del que solo tenía una leve idea donde se encontraba, tuve la "casualidad" de encontrarme con un antiguo Lobato de mi Manada, del cual hacía años que no sabía nada. La premura del momento, mis prisas por encontrar el lugar del taller; sumada a la inquietud por ver el espacio donde se desarrollaría éste, así como saber cual sería la aceptación que pudiese tener mi presencia; me hizo que fuese más breve en saludos y rápido en despedidas de lo que tendría que haber sido.
Curiosa la cosa, muy curiosa. Tras encontrar el espacio, estudiar la luz y adaptarme al lugar de "trabajo", comenzaron a llegar los asistentes al curso. Uno, dos, tres... . Pon-pon-pon, sonó la puerta, entre risas y jaranas, con más insistencia de lo que había sido hasta ese momento. Abrirla fue, y encontrarme a quien dejé con pocas palabras en la calle, sin saber que por alguna causa aun por descubrir, "la causalidad" nos volvía a situar uno frente al otro el mismo día. Ahí, así, sin más. ¿Sin más...?. En esta ocasión el abrazo fue inmenso; la empatía, el apego y el respeto que siempre nos tuvimos, se hicieron presente. Pero si el reencuentro fue sorpresivo, la despedida tras finalizar el taller, fue cálida y genial
Quiero desde aquí dar mi más enhorabuena a "MeMata" (Mercedes Mata) por la realización del taller así como la forma de ejecutarlo; la labor que llevó a cabo, las pautas marcadas y la manera de plantear lo que impartía; desde mi "lejana" postura de "captador", fue rica, dinámica y potenciadora. Aprovecho para agradecerle que me invitase a fotografiar la realización de su taller; así mismo como alentarle a que repita, repita, repita y que vuelva a contar conmigo. Pero si a alguien he de darle las gracias y pedirles alguna que otra disculpa, son a los asistentes al taller que pacientemente aguantaron mis silenciosas idas y venidas por la sala; ya que aun intentando ser sombra sin forma, por los click, click de Nikita, en más de una ocasión y sin quererlo, me hice notar. (autor Chano R. Muñoz)